Sign up to see more
SignupAlready a member?
LoginBy continuing, you agree to Sociomix's Terms of Service, Privacy Policy
By continuing, you agree to Sociomix's Terms of Service, Privacy Policy
Me despierto todos los días con miedo de enfermarme o de contagiar a quienes me rodean y perderlo absolutamente todo. Y me pregunto por qué parece que todos los demás siguen con sus vidas como si esta pandemia en la que vivimos no fuera real.
Miles de personas mueren cada día y lo único que se nos pide es que seamos considerados. Algunas personas piensan que es demasiado pedir que nos preocupemos lo suficiente como para proteger a otras personas de la muerte.
Las cifras sólo empeoran a medida que pasan los días y es repugnante que la idea de que miles de personas mueran cada día deje a algunas personas indiferentes.
Siento que soy la única persona que vive en la realidad y entiende completamente lo que está sucediendo. Mientras tanto, cada vez que entro en las redes sociales, otras personas se ríen de mí porque están de vacaciones, van a bodas o salen a bares y restaurantes sin ninguna preocupación en el mundo.
Esta constante preocupación por proteger a todos los que me rodean de enfermarse es agotadora y parece que no sirve para nada. Me confunde pensar que alguien puede hacer todo lo que se supone que debe hacer, pero de alguna manera puede ocurrir una tragedia.
Me parece injusto tener que ser demasiado responsable mientras que otros no tienen que dedicar un segundo de su día a pensar en cómo sus acciones pueden afectar a otras personas. Estoy agotada física, emocional y mentalmente por el constante intento de mantener la calma, la tranquilidad, la seguridad y estar consciente de todo lo que sucede mientras parece que nadie más está haciendo lo mismo.
Toda esta ira burbujea dentro de mí cuando pienso en ello y a veces puedo sentir que me consume por completo. Y sé que hay un límite en el que la ira puede ser útil y en el que no, pero aunque me apuntaran con una pistola a la cabeza no podría decirte dónde está ese límite.
Y tal vez aquellos de nosotros, incluido yo mismo, que nos preocupamos tanto por lo que está sucediendo es porque todos tenemos demasiado que perder. De un solo golpe pierdo todo lo que he conocido, y eso es lo único que no estoy dispuesto a arriesgar.
Tal vez algún día todo el dolor y los sacrificios que se están haciendo durante estos tiempos difíciles signifiquen algo y sean un recuerdo lejano. Por ahora, seguiré diciéndome que todo esto no es en vano, aunque lo parezca.